martes, 24 de abril de 2012

MORIR DE PLACER

Aquella fastuosa botella presentada un par de horas atrás por su anfitrión llamaba la atención de Elsa mientras cenaban. Le echaba un vistazo de vez en cuando para intentar averiguar el valor que su dueño le había otorgado al enseñársela como una de sus más valiosas posesiones dentro del mundo de los destilados, los bares y el culto a todas las bebidas espirituosas. Por el contrario, ella sólo la veía como un trasto más que limpiar junto a un enorme amasijo de botellas de todo tipo y extraños utensilios que invadían la estantería negra de Ikea. Sólo en cierta forma comprendía el punto de vista de Carlos respecto a aquella botella vacía de Louis XIII. "Cada loco con su tema" pensó.

Una deliciosa cena a la luz de las velas preparada por Carlos con esmero e ilusión al más puro estilo Jamie Oliver y degustada por los dos fue el paso previo a lo que ellos decidieron bautizar "morir de placer" durante sus intercambios de emails. A pesar de que el ambiente era relajado, la tarde había transcurrido con gran fluidez y la complicidad entre ambos era evidente, las mariposas que revoloteaban en el estómago de Elsa no la dejaron comer todo lo que habría querido. Esos típicos nervios de la primera cita...

Un cambio de escenario era perfecto para el postre, pasando de la mesa alta tipo barra de bar colocada delante de la estantería que atesoraba la adorada colección de bebidas de él por aquel sofá rojo que ocupaba el centro del salón. Indiscutiblemente, parecia el lugar más cómodo y adecuado para el momento que sobrevenía. Sobre la mesa de centro un rico helado de tres sabores, uvas congeladas, grappa italiana, dos pequeñas copas y ellos dos sentados en el sillón rojo, uno frente al otro.

- ¿Uvas congeladas? - preguntó Elsa curiosa.

- Si. Se trata de buscar contrastes de sabores y texturas, experimentar con las sensaciones. El frío y el sabor dulce de las uvas y los helados con el calor y el sabor fuerte de la grappa. ¿Quieres probarlo?

Sin esperar la respuesta de Elsa, Carlos vertió grappa en una de las copas y se la ofreció, a la vez que cogió una uva con su otra mano para arrastrarla por la superficie del helado, llevándola hasta la boca de ella. Elsa inclinó ligeramente la cabeza hacia atrás, entornó la boca y atrapó con suavidad aquella deliciosa mezcla con los labios y la lengua, sintiendo un enorme frío con sabor deliciosamente dulce.

- Y ahora, toma un poco de grappa - dijo Carlos.

Elsa tomó un buen sorbo de aquella bebida y, en efecto, el contraste era asombroso. Pronto sintió un intenso ardor en su garganta que se extendía tanto a su estómago como a sus mejillas, adornándolas con un toque de rubor.

- ¡Vaya! ¡Que contraste! Tenías razón ¡Que calor! - dijo Elsa entre risas.

Carlos dejó ver su perfecta sonrisa estilo Bosé que a Elsa tanto le gustaba y repitió con él mismo el ritual mientras ella le observa atenta, pensativa, imaginativa y soñadora... Después de tanto tiempo esperando que llegara ese momento, al fin estaban cara a cara. Deseo, deseo, deseo.. Es la palabra que ocupaba la totalidad de sus pensamientos. Elsa le deseaba con todas sus fuerzas, desde el principio, desde aquél incensante ir y venir de emails casi diarios que alimentaban esa ilusión por conocerle, por verle, por tocarle, por amarle sin tan siquiera haberle visto, sin tan siquiera haber oído su voz, sin tan siquiera haber olido su perfume... pero ahora que todo eso lo conocía, el deseo que sentía por él creció más de lo que esperaba.


"Aún tengo el calor de la grappa en la garganta y en la cara y el sabor dulce de los helados y las uvas en los labios. Pero el postre solo acaba de comenzar... Ya no hablamos, sólo actuamos en silencio, uno sentado frente al otro. Llegados a este momento que los dos ansiábamos tanto desde hace semanas, las palabras sobran, igual que en breve sobrará la ropa. Ha vuelto a darme uvas con helado y yo he vuelto a tomar grappa, pero... ahora sus dedos no vuelven a mis labios con más fruta, vuelven vacíos pero rebosantes de caricias que me hace con las yemas de sus dedos mágicos. ¡Qué suaves! Me recorren los labios, la cara, el cuello, los brazos... Mis ojos se cierran a merced de tus caricias. ¡Qué bien se está así! Me gustan tus mimos. Pero sé que hay más, vas a darme más, mucho más. No creo que te vayas a quedar aquí. Sé que vas a avanzar y quiero que lo hagas. Sigue. Yo quiero acariciarte también. Me gusta la imagen que me ofrece tu camisa azul entreabierta, así, con un par de botones desabrochados. Es perfecta para este momento, perfecta para recibir caricias. ¿Las quieres? Ahora son mis dedos los que se tornan mágicos y viajan al encuentro de tu cuerpo. Hay mucha piel por donde extender mis caricias, pero prefiero desabrocharte un botón más. Así está mejor. Me gusta tu pecho, me gusta tocarte, acariciarte y veo que a ti también. Tu respiración se acelera. Quiero más... ¿Quieres más? Me inclino sobre ti, me acerco más para... ¿besarte en los labios? No, aún no. Contigo quiero hacerlo de otra manera. Me apetece más besar tu cuello, acariciarlo suavemente con mis labios... Hueles muy bien. Mejor desabrochar el resto de los botones de la camisa, despacio, uno a uno mientras me pierdo en tus ojos. Ya está. Mis labios bajan otra vez por tu cuello hasta tu pecho, me detengo en uno de tus pezones para moderlo suavemente... y algo más fuerte. Parece que te gusta. Subo un poco, hasta el otro lado de tu cuello, quiero seguir besándote. Te miro a los ojos, rozas tus labios con los mios. ¿Quieres besarme? No, yo aún no quiero. Me gusta esta sensación previa al primer beso, con el corazón y la respiración acelerados. Adoro como rozas tus carnosos labios con los mios intentado besarme pero yo no te dejo, me retiro y vuelvo a tentarte rozándolos de nuevo. Me encanta sentir tu aliento tan cerca. Sigue así, no quiero que este momento acabe pero... tiene que terminar, quiero besarte y tú quieres besarme. Adelante, hazlo. Hazlo ahora. Despacio, suave, dulce, muy dulce... Tus labios y los mios por fin se tocan por completo y nuestras lenguas juegan a acariciarse muy lentamente. Tu mano empieza a explorar bajo mi vestido negro... Déjame morir de placer contigo, entre tus brazos..."

Morir de placer. ¿Podría existir algo más deseable en ese momento? Fundidos en un interminable beso que guardaba el calor de la grappa y el dulce sabor del helado, aquello que tanto anhelaban había llegado al fin. Carlos se inclinó sobre Elsa, él sobre ella en aquel sillón rojo. Las manos cálidas de Carlos se extendieron por las piernas de ella, esas manos que, curiosas, aventureras, escondidas bajo la tela negra del vestido, avanzaban despacio subiendo lentamente, sin atreverse aún a llegar al sexo de Elsa. Las manos de ella se fueron deslizando lentamente por los hombros de su amante, por debajo de la camisa, empujándola con suavidad para que cayera y dejara su torso desnudo. Juntos en ese primer contacto pasaron un largo momento explorando, experimentando, compartiendo caricias y saboreando el calor de los labios del otro. 


Bastó una mirada para comprender el mútuo deseo de continuar, de dar ese paso más y llegar hasta el final. El silencio de la noche se quebró por el tintineo de la tobillera de plata de Elsa cuando él la tomó de las manos para ayudarla a levantarse del sofá y conducirla hasta su habitación. Las palabras sobraban tanto como la ropa de ambos que pasó poco a poco, en silencio, a formar parte de la decoración del parquét y la piel le arrebató el protagonismo. En la cama, él sobre ella, completamente desnudos, cesaron los besos por unos segundos. Silencio, deseo, miradas, caricias, deseo, piel, besos, deseo, pensamientos de puro placer... y la pasión se desbordó, envolviéndolos por completo con la necesidad de sentir y hacer sentir, de explorar cada uno el cuerpo del otro, intentando saciar esa necesidad mutua de morir de placer juntos. Pasión, pasión, pasión...




El sudor comenzaba a brotar por la piel de los dos. Elsa apartó bruscamente la sábana de la espalda de él y logró que toda la ropa de cama cayera al suelo después de arrollarla con pies y manos, de la misma forma que su tobillera de plata se soltó y cayó al suelo. Sentía la presión del cuerpo de Carlos contra ella,  siguiendo el ritmo lento, suave pero firme, tímido en su inicio, aumentando poco a poco como si del Bolero de Ravel se tratara, cada vez más seguro, cada vez más fuerte, dentro de ella, moviéndose con fuerza a la vez que las gotas de sudor iban rodando por la frente de él. Verle así, sobre ella, sudoroso y excitado, le hacía querer más... Más fuerte, más adentro, más pasión, más placer, más y más...

 - Vamos nena. Quiero verte morir de placer. Muere de placer conmigo como hemos imaginado los dos tantas veces - susurró Carlos al oído de Elsa.

 

La voz de Carlos y sus palabras hicieron magia en el cuerpo de ella. Ya no había vuelta atrás. Elsa, aferrada por completo al cuerpo de Carlos sintió cómo moría de placer entre los brazos de él, disfrutando de esa apasionada explosión de amor y deseo que envolvía su cuerpo y saciaba su alma, a la vez que sentia que su amante inundaba su cuerpo con su esencia y se desplomaba sobre ella completamente exhausto.

Las 4 de la mañana y Elsa sale sola del portal. Siente la fragancia de la brisa fresca del mar en su rostro. El silencio reina en aquella amplia avenida al borde del Mediterráneo tan transitada por coches y peatones durante el día. Demasiado silencio... Algo falta entre tanta quietud. Mira hacia abajo. Encuentra su tobillo derecho desnudo y demasiado silencioso. Su inseparable tobillera de plata aún sigue decorando el suelo del dormitorio de Carlos. Sonrie con un poco de malicia. ¿Olvido intencionado o no intencionado? Eso sólo lo sabe ella y seguirá siendo así. Posiblemente nunca lo revele. Entra en su coche y vuelve a sonreir satisfecha:

- Una excusa perfecta para volver a verte y quizás... morir de placer de nuevo entre tus brazos.


Sólo hay cuatro cuestiones importantes en la vida: qué es sagrado, de qué está hecho el espíritu, por qué vale la pena vivir y por qué vale la pena morir. Sólo hay una respuesta...


  

martes, 3 de abril de 2012

TRÍO O MÉNAGE À TROIS... CUANDO DOS ES COMPAÑÍA Y TRES YA NO ES MULTITUD



El ménage à trois, más conocido en español como trío, consiste en una práctica sexual en la que participan tres personas, bien de distinto o del mismo sexo, quedando así las posibles combinaciones a hacer: dos hombres y una mujer (hmh), dos mujeres y un hombre (mhm), tres mujeres (mmm) o tres hombres (hhh).

Aunque la realización y la fantasía de los tríos es tan antigua como el propio ser humano, no en todas las sociedades se ha visto con buenos ojos este tipo de práctica. Con los cambios acaecidos en nuestra sociedad, la libertad sexual ha dado paso a que muchas personas de ambos sexos lleven a cabo esta fantasía. Lejos de dejar en ellos secuelas psicológicas negativas (sensación de culpabilidad, de suciedad, remordimientos, etcétera) ha llevado a muchas personas a sentirse realizados sexualmente al cumplir esta fantasía, impensable en otros tiempos. Sin embargo, no debemos lanzarnos a la ligera a experimentar con este tipo de práctica ya que si no maduramos bien la decisión, sí que puede acarrearnos muchas consecuencias negativas en nuestra vida, no sólo psicológicas, sino también en nuestro entorno más inmediato.

La realización de una fantasía de este tipo deja en algunas personas una sensación extraña, parecida a la decepción, puesto que nuestra mente tiende a magnificar e "idealizar" todo aquello que deseamos lograr. El placer que esperamos obtener con las fantasías sexuales no siempre se consigue cuando las materializamos... o sí, puesto que en la otra vertiente tenemos a aquellos/as que han obtenido resultados mucho mejores cuando han convertido su fantasía en realidad. Todo es probar a ver que pasa...

Divina te va a dar unas pautas que puedan servirte para llevar a cabo esta práctica y llegar a buen puerto, no sólo para su realización sino también para que puedas analizar fría y detenidamente, por una parte, si crees que es una experiencia que te va a beneficiar y, por otra, cómo te va a afectar, tanto a tí personalmente como a tu vida. Lo que se expone a continuación no tienes que seguirlo al detalle, son sólo unas ideas generales y consejos que te pueden venir bien si decides hacerlo. Por supuesto, la decisión final es tuya y cada uno es resposable de sus actos.

1. Visualiza a tu pareja con otra persona. Si tienes pareja y pretendes realizar un trío contando con su participación, debes anticiparte al acto por medio de tu imaginación y del análisis de tus sentimientos, puesto que, de no ser así, cuando llegue el mometo de la acción, podrías llevarte una sorpresa con tus emociones (celos, ira, tristeza, etcétera...). Tienes que estar segura/o de que compartir sexualmente a tu pareja con otra persona no te va a afectar de forma negativa, ni en el momento de la acción en sí ni posteriormente. En caso de que no tengas pareja estable para hacer un trío o no haya sentimientos fuertes o afianzados hacia ninguna de las otras dos personas, lo más probable es que no te afecte.


2. Deja caer el tema... así, con disumulo y cautela. No queremos que te planten encima de la mesa una demanda de divorcio o te encuentres que tu pareja se levanta y se dispone a hacer su maleta. Intenta que salga el asunto de los tríos de alguna manera, por ejemplo, con alguna película en la que en algún momento se lleve a la práctica. Será la excusa perfecta para tantear el terreno y comprobar si te mueves en zona de arenas movedizas o crees que pisas o podrías pisar suelo firme. Te aconsejamos Juegos Salvajes, Las edades de Lulú o Huevos de Oro, estas dos últimas dentro del cine español pero seguro que conoces alguna más.



3. Seleccionad el tipo de trío que queréis hacer. Si sois pareja homosexual, la elección del sexo del "tercero" está bastante clara (mmm o hhh). Pero, por el contrario, si sois heterosexuales y tu pareja accede a la idea de llevar a la práctica vuestra fantasía, puede darse una pequeña disyuntiva. Una de las primeras cosas que debéis hacer es dejar bien claro si váis a compartir la acción con otra mujer (mhm) u otro hombre (hmh). Es muy común que el hombre quiera hacerlo con dos mujeres y que la mujer prefiera a dos hombres aunque, al contrario que el varón, suele ser bastante más flexible en este caso, incluso hay chicas que prefieren hacerlo con otra mujer. Si eres un chico de orientación heterosexual y quieres hacerlo con tu pareja y otra chica, debes entender que ella te pida hacerlo en otra ocasión contigo y otro chico más. Si eres chica y tu idea es hacerlo con dos chicos, debes preparar bien el terreno ya que el hombre es más reacio a este tipo de prática en presencia de un igual. Éste es uno de los puntos que debéis dejar resuelto por completo antes de pasar a la acción para que en el futuro no haya problemas, así que habladlo con calma si estáis decididos a ello. La comunicación es fundamental.



4. Buscad a la persona adecuada. Una de las características básicas que debe tener la tercera persona es la discreción... o no, es totalmente opcional, pero es aconsejable que se trate de alguien que no vaya dándole publicidad a sus proezas sexuales puesto que os puede repercutir y perjudicar. Si no os importa que vuestra vida íntima se haga pública, entonces la discreción no es algo de lo que debáis preocuparos.

Dependiendo de vuestra forma de pensar, hay dos opciones: se puede recurrir a alguien de confianza o de vuestro alrededor o, por el contrario, buscar a una persona totalmente desconocida a la que vais a conocer única y exclusivamente para este fin.

La primera opción puede parecer, a priori, la más sencilla pero depende mucho del ambiente de vuestro entorno. Un ambiente clásico y conservador no os va a ayudar mucho pero si se trata de un ambiente algo más liberal puede resultar algo más fácil. Investigad un poco entre vuestras amistades y amigos de vuestros amigos. Para ello, haced como antes, sacad el tema poco a poco, id observando las distintas reacciones de aquellos/as que consideréis candidatos/as cuando se les habla de sexo. Si la reacción es buena o positiva hacia temas sexuales y se muestra como una persona de ideas liberales, no os lancéis en seguida a proponerlo puesto que podéis espantarle. Id poco a poco, intentad verla en más ocasiones para ir profundizando en el tema hasta que os veáis con más confianza para proponerlo. Si recibís una negativa, no insistáis y seguid buscando.

La segunda opción es menos aconsejable. Se trata de recurrir a fuentes fáciles y accesibles como anuncios clasificados en periódicos, páginas web en internet, chats, etcétera. En efecto, en estos lugares es fácil encontrar personas dispuestas a este tipo de prácticas pero por este mismo motivo os podéis encontrar toda clase de gente así que seleccionad bien. Si además de una persona nueva, queréis discreción absoluta, podéis plantearos buscar a esa persona fuera de vuestra ciudad. Buscad un emplazamiento a una distancia prudente, ni muy lejos para no pasaros el día en el camino, ni muy cerca para que la tercera persona quede lo suficientemente alejada de vuestra vida cotidiana. Eso sí, evitad darle los datos justos sobre vosotros/as para mantenerle lo más alejado posible de vuestras vidas, más aún si no se va a tratar de un único encuentro, sino que decidís verle con cierta frecuencia.



  
5. La cita previa. Antes de llegar a la práctica con total profundidad es aconsejable tener un encuentro previo con esa persona, bien en un cafetería, en un bar, en casa de alguno de vosotros/as si así lo queréis, o en cualquier otro lugar para tener un primer acercamiento, intercambiar impresiones, charlar amigablemente y, en definitiva, para procurar que el encuentro definitivo sea un poco menos frío e incómodo. Durante él, podéis marcar las pautas a seguir para vuestra fantasía para evitar que haya confusiones de última hora y se estropee el momento. Hay que tener muy presente que los pactos que se hagan deben ser totalmente consensuados y respetados en todo momento por los tres.




6. Los pactos. Los pactos son las normas no escritas que vamos a establecer entre los tres para llevar a cabo el trío. Inicialmente puede parecer un poco frío el establecimiento de los mismos pero son absolutamente necesarios. Por ejemplo, en un trío tipo hmh se puede pactar entre los hombres realizar o no prácticas sexuales entre ellos, o bien por dónde va a penetrar cada uno a la chica, si alguno o los dos van a realizarle sexo oral, si van a participar los dos o uno sólo mira, etcétera. En un trío homosexual tipo hhh se puede pactar quiénes serán activos o pasivos, quién practicará sexo oral y a quién, etcétera... Por supuesto, todo se puede dejar en manos de la improvisación y hacer en el momento clave lo que te pida el cuerpo. El inconveniente es que habrá dos actores/actrices más en escena y puede ser que a ellos/as no les apetezca lo mismo que a ti.

Dentro de los pactos entran también el lugar que usaréis para vuestro encuentro, el tipo de protección a utilizar para evitar contagios de ETS's, la forma de poneros en contacto, el reparto de los gastos en el caso de alquilar una habitación de hotel y todo lo que consideréis necesario para beneficio de los tres.

No olvidéis nunca que el respeto debe primar sobre todas las cosas y sobre todo lo pactado. Si alguno/a de los tres participantes se niega a realizar alguna práctica, desea retirarse del juego o abandonar de inmediato la escena, éste/a debe ser totalmente respetado.



7. Elegir el lugar del encuentro. Si la tercera persona se trata de alguien nuevo/a en vuestras vidas lo más razonable es elegir un lugar que no guarde ninguna relación con ninguno de los tres, como la habitación de un hotel, de un hostal, un apartamento alquilado para este fin en concreto, etcétera. Se puede seleccionar algún hotel discreto de las afueras o en la mediación de ambas ciudades. Si se trata de una gran ciudad, la oferta hotelera es más variada y se puede optar por alguno alejado del entorno de los tres. En caso de que la experiencia sea positiva y decidáis entre los tres seguir viéndoos, llegado el momento, si hay la suficiente confianza, los encuentros pueden llegar a producirse en el domicilio particular de alguno de los tres.




8. Practica el sexo seguro. Ni que decir tiene que TOD@S uséis protección, tanto para evitar el contagio/transmisión de ETS's como embarazos no deseados. Si dentro del trío participa tu pareja estable, usad entre vosotr@s el método habitual en vuestras relaciones. Con la tercera persona será imprescindible el uso de preservativos si se trata de un hombre (tanto para sexo oral como para penetración vaginal/anal) y láminas de látex si se trata de una mujer y se le va a practicar un cunnilingus. Estas láminas también se deben usar si se practica beso negro (sexo oral anal o anilingus). Tanto los preservativos como las láminas se suelen vender con sabores agradables para evitar el propio del látex. 

Hay que hacer algunos matices dentro del sexo seguro. Por ejemplo, en el trío tipo mhm se debe tener en cuenta que si después de penetrar a una chica se va a penetrar seguidamente a la otra, se debe cambiar el preservativo ya que se corre riesgo de contagio de una a la otra, igual que en la penetración anal a dos personas. El paso de sexo anal a sexo vaginal también implica un serio riesgo de infección/contagio, con lo cual se hará necesario igualmente el cambio del profiláctico.

El uso de juguetes eróticos es factible en los tríos pero por medio de ellos también se pueden transmitir ETS's. Si vais a usarlos, no los intercambies o, si lo hacéis, utilizad preservativos con ellos y poned uno nuevo cada vez que sea utilizado por otro/a.





9. El comienzo. Romper el hielo... ¿Cómo hacerlo para que no sea demasiado frío? En primer lugar, intenta en la medida que puedas dejar los nervios a un lado. Aunque no sea muy aconsejable del todo, si os encontráis muy tensos podéis empezar por tomar los tres una copa, pero siempre con moderación puesto que el exceso de alcohol puede estropear el momento. Ponéos cómodos los tres en un sofá, en la cama o en cualquier lugar confortable. Si eres tú quien va con tu pareja, procura sentarte a su lado y empezar con ella/él. Intenta sacar algún tema de conversación que puedas enlazar con algo relacionado con tu pareja. Hazle algún halago delante de vuestro/a invitad/o, sobre cualquier aspecto de su físico: la tersura de su piel, su cabello suave, sus labios carnosos... y así podrás invitar a vuestro/a nuevo/a amigo/a a que corrobore tu afirmación acariciando la parte del cuerpo que has indicado. Invítale a que siga con las caricias por otras zonas del cuerpo, hazle de guía por su cuerpo, explicale sus gustos, sus preferencias, mientras tú participas también del juego. Tú y vuestro/a amigo/a podéis convertiros en cómplices para darle placer a la otra persona, sea o no tu pareja.

En el primer encuentro no tiene por qué haber sexo entre los tres directamente. Dentro de los pactos se puede tener previsto en la primera vez sexo entre dos, mientras uno sería un simple espectador, con o sin participación posterior, detalle que debéis tener acordado antes de entrar en materia. Dos practican sexo y el tercero juega el papel de voyeur. Si se lleva a cabo esta idea para el inicio, lo más normal es que sea la pareja la que mantenga relaciones delante de la tercera persona mientras ésta disfruta del espectáculo. Si no hay parejas entre los componentes del trío, se pueden repartir los roles en el pacto previo.

No olvidéis que deber primar sobre todo y sobre todos el respeto. Todo debe ser de común acuerdo y si alguien decide retirarse o negarse a realizar a hacer alguna práctica, debe ser respetado.




10. Y ahora... ¿qué? Ya has cumplido tu fantasía y puede que te preguntes eso mismo...  La respuesta te la dará la experiencia vivida y la conclusión que saques de ella. Algunas personas sólo satisfacen su curiosidad con una única vez, guardan el recuerdo y no se sienten en la necesidad de volver a repetirla, no porque les haya resultado negativa sino porque con una vez les basta. Ya han cumplido su fantasía. Otras repiten e incluso amplían horizontes, nuevos retos (intercambios de pareja, sexo en grupo, prácticas de sexo extremo, etcétera...). También los hay que repiten pero con otras personas, o cada cierto tiempo para darle emoción a su vida sexual y evitar así caer en la rutina de pareja. La elección es tuya o vuestra...

¿Te ha gustado la tercera persona que ha participado en vuestra experiencia? Suele ocurrir que dos de las personas participantes en el trío se gusten. Si ninguno tiene compromiso con la otra persona que participó en el trío, no hay ningún problema aparente para verse a solas. Sin embargo, el inconveniente aparece si quedáis solos y alguno de los dos tiene pareja puesto que, si no entra dentro del pacto establecido, puede empezar a haber problemas, así que no es aconsejable citarse con esa personas a espaldas de su pareja.


No tienes por qué seguir estas pautas, ni mucho menos. Sólo son unos pequeños consejos que puedes tener en cuenta, escoger o ignorar a tu gusto. Sea como sea, si decides hacerlo, disfruta con salud y a tope de la experiencia. Saca tus propias conclusiones :)